domingo, 11 de marzo de 2012

DACIÓN EN PAGO ¡YA!



Es lamentable la cantidad de desahucios que se están produciendo en España. Y es lamentable  el dilatado proceso que nos ha llevado a esta realidad.

Es complejo el análisis para descifrar las verdaderas causas que han provocado esta dramática situación, porque son muchos los factores que han influido.

No vale ahora empezar a señalarse unos a otros en busca de culpables. Aquí se han pasado de frenada las entidades bancarias, los promotores inmobiliarios, los clientes, tanto particulares con ánimo de adquirir primera vivienda, como inversores, y por su puesto la clase política responsable de controlar el desaguisado.

No se ha puesto techo al ánimo de lucro en la inversión inmobiliaria, que siendo lícita como cualquier otro tipo de inversión, ha querido obtener beneficios más allá de lo posible. Y ahora  las consecuencias azotan a nuestra sociedad:

muchas familias perdiendo sus casas, la banca aumentando sus índices de morosidad, pequeños autónomos y empresarios con dificultad de financiación para estimular el funcionamiento de sus actividades, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo…y no sigo.

A nivel social y popular nos vinimos arriba, y alimentamos de forma imprudente el sueño de conseguir la primera vivienda, el mobiliario, el coche y las vacaciones de verano de una tacada, y nos endeudamos hasta las trancas en un frenesí de ostentación.

Pero claro, esto era posible porque  que el banco nunca ponía pegas y concedía todos los préstamos, en una actitud complaciente, que ocultaba una desmesurada ambición lucrativa. El caso era cerrar operaciones y más operaciones.

A su vez el promotor inmobiliario no paraba de subir los precios, también cegado por el beneficio económico.

Y así, se hizo la bola de nieve más grande cuanto más rodaba. El comprador no le daba mucha importancia al precio de la vivienda, si no al importe de la letra mensual, aunque fuese a veinticinco o treinta años.

Lo curioso es que las tasaciones de las viviendas se hacían más en función de la necesidad del monto total de la operación crediticia, que del valor real del inmueble.

Y políticamente este proceso se ha permitido sin prever las desastrosas consecuencias.

Así, que es hora de paliar estas consecuencias como primer paso, previo a la búsqueda de soluciones. De tal manera que la clase política debería legislar y poner un poco de orden ante estos dramáticos procesos de desahucios.

Por si fuera poco el drama de la familia que pierde su casa, embargándola su acreedor (el banco) por no poder hacer frente al pago de la deuda pendiente, resulta bochornoso que después siga manteniendo una deuda económica que lo esclaviza de por vida.

Una deuda que el banco justifica mezquinamente, basándose en una dudosa tasación de la vivienda en el momento de compra, y una interesada tasación a la baja en el momento del desahucio.

Bastante castigo recibe quien pierde su casa por que las circunstancias económicas le ahogan, como para endosarle en penitencia más pedruscos en su mochila de viaje por la vida.

Humanicemos un poco la economía y exijamos a la clase política  la aprobación en nuestra sociedad de LA DACION EN PAGO para saldar la deuda contraída con la entidad bancaria.

Si hay que apretarse el cinturón, nos lo apretamos TODOS. Sería lo justo ¿no?


                                                                          Luismi sin fronteras

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