domingo, 11 de marzo de 2012

HASTA SIEMPRE WHITNEY


Pasaban 15 minutos de las tres de la tarde de aquel jueves que se debatía entre nubes y claros, con un tímido Sol que no se atrevía a asomarse del todo tras un cortinaje blanquecino.

Fue entonces cuando levantó la mano una mujer madura requiriendo mi servicio en El Paseo de la Castellana. De aspecto afable y sencillo, la mujer me indicó su destino, a la Ciudad de los periodistas en el barrio del Pilar.

En el interior del taxi sonaba el CD recopilatorio de Whitney Houston, que adquirí días atrás, en un impulso de personal homenaje a la artista tristemente desaparecida.

No tardó mi clienta en hacer un comentario:

.- ¡Qué pena esta chica! ¿verdad?
.- Pues cuanto me alegra que me lo diga, pues llevo unos días afligido por su trágico desenlace. Las penas compartidas se digieren mejor.
.-Mira que yo no soy seguidora acérrima de ningún artista en particular, pero es que esta mujer es un prodigio de voz, y no me canso de escucharla.
.-Estamos de acuerdo. Es una voz irrepetible. Pero es que además era una mujer de una belleza radiante y cautivadora…como su voz (dije entusiasmado).
.-Pues sí, y mira que teniendo a todos los hombres a sus pies, fue a elegir el peor. El que destrozó su vida…
.- La fama, a menudo pasa facturas muy caras, y conduce a muchos artistas por senderos peligrosos…

Seguimos todo el trayecto hablando de ella, mientras nos deleitábamos escuchando temas como “I have nothing”, “Run to you” o “Greatest love of all”, entre otros.

Prácticamente llegando al final del trayecto, esta anónima mujer me venía comentando que escuchar las canciones de Whitney le ayudaba a desconectar del pesaroso día a día en estos tiempos tan difíciles, por la ternura que desprenden.
Andábamos a estas alturas, taxista y clienta, emocionados por compartir unas sensaciones muy comunes, cuando llegamos definitivamente al destino, y empezó el tema estelar de la banda sonora de la película “El Guardaespaldas”…”I will always love you”. Fue entonces cuando el reducido habitáculo del taxi se convirtió en un microcosmos de emociones intensas difíciles de explicar con palabras…

.-¡qué bonito! Exclamó ella. Esta película nos marcó a muchos. El otro día me quedé compungida cuando vi a Kevin Costner con un nudo en la garganta en su funeral. Me dan ganas de quedarme en tu taxi escuchando el CD.

.- Tengo que reconocer ante Vd. que casi lloro con este tema cuando lo escucho sólo en el taxi (en realidad la estaba mintiendo)

.- Pues yo lloro directamente, porque era un ángel que nos enviaron para que nos cantara.

En ese momento ví como sus ojos rezumaron lágrimas contenidas que no llegaron a escaparse de sus párpados. Se me puso instantáneamente la piel de gallina y la dije:

.- Disculpe. La he mentido. No es que casi lloro, sino que ayer se me escaparon dos lágrimas en su memoria, que saltaron al vacío desde mis pupilas.

Se hizo un silencio entre ambos, rellenado con la magia de Whitney cantándonos desde el más allá.

Ya había pagado la carrera hacia un rato, y la invité a quedarse dentro del taxi escuchando este “pedazo de tema”.

El tiempo se paró, mientras duró “I will love you”. Acabó la canción. Me dio las gracias por permitirla compartir ese rato tan especial, y me dijo que hoy mismo se vería “El Guardaespaldas”.

.- Que la disfrute (contesté). Whitney se ha ido pero nos ha dejado su música, su voz y su alma.


Una Diva de luces y sombras que viaja en taxi por las calles de Madrid… 

¡Hasta siempre Whitney!

DACIÓN EN PAGO ¡YA!



Es lamentable la cantidad de desahucios que se están produciendo en España. Y es lamentable  el dilatado proceso que nos ha llevado a esta realidad.

Es complejo el análisis para descifrar las verdaderas causas que han provocado esta dramática situación, porque son muchos los factores que han influido.

No vale ahora empezar a señalarse unos a otros en busca de culpables. Aquí se han pasado de frenada las entidades bancarias, los promotores inmobiliarios, los clientes, tanto particulares con ánimo de adquirir primera vivienda, como inversores, y por su puesto la clase política responsable de controlar el desaguisado.

No se ha puesto techo al ánimo de lucro en la inversión inmobiliaria, que siendo lícita como cualquier otro tipo de inversión, ha querido obtener beneficios más allá de lo posible. Y ahora  las consecuencias azotan a nuestra sociedad:

muchas familias perdiendo sus casas, la banca aumentando sus índices de morosidad, pequeños autónomos y empresarios con dificultad de financiación para estimular el funcionamiento de sus actividades, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo…y no sigo.

A nivel social y popular nos vinimos arriba, y alimentamos de forma imprudente el sueño de conseguir la primera vivienda, el mobiliario, el coche y las vacaciones de verano de una tacada, y nos endeudamos hasta las trancas en un frenesí de ostentación.

Pero claro, esto era posible porque  que el banco nunca ponía pegas y concedía todos los préstamos, en una actitud complaciente, que ocultaba una desmesurada ambición lucrativa. El caso era cerrar operaciones y más operaciones.

A su vez el promotor inmobiliario no paraba de subir los precios, también cegado por el beneficio económico.

Y así, se hizo la bola de nieve más grande cuanto más rodaba. El comprador no le daba mucha importancia al precio de la vivienda, si no al importe de la letra mensual, aunque fuese a veinticinco o treinta años.

Lo curioso es que las tasaciones de las viviendas se hacían más en función de la necesidad del monto total de la operación crediticia, que del valor real del inmueble.

Y políticamente este proceso se ha permitido sin prever las desastrosas consecuencias.

Así, que es hora de paliar estas consecuencias como primer paso, previo a la búsqueda de soluciones. De tal manera que la clase política debería legislar y poner un poco de orden ante estos dramáticos procesos de desahucios.

Por si fuera poco el drama de la familia que pierde su casa, embargándola su acreedor (el banco) por no poder hacer frente al pago de la deuda pendiente, resulta bochornoso que después siga manteniendo una deuda económica que lo esclaviza de por vida.

Una deuda que el banco justifica mezquinamente, basándose en una dudosa tasación de la vivienda en el momento de compra, y una interesada tasación a la baja en el momento del desahucio.

Bastante castigo recibe quien pierde su casa por que las circunstancias económicas le ahogan, como para endosarle en penitencia más pedruscos en su mochila de viaje por la vida.

Humanicemos un poco la economía y exijamos a la clase política  la aprobación en nuestra sociedad de LA DACION EN PAGO para saldar la deuda contraída con la entidad bancaria.

Si hay que apretarse el cinturón, nos lo apretamos TODOS. Sería lo justo ¿no?


                                                                          Luismi sin fronteras